Endesa y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) llevan varios años enzarzados a cuenta de la energía reservada al Estado, una figura jurídica de 1921, que cobró fuerza durante los primeros gobiernos de Francisco Franco y que obliga a algunas centrales hidroeléctricas a entregar una parte de su producción, habitualmente un 25 por ciento, bien en especie, bien a precio de coste más un beneficio de 5 al 10 por ciento.
Fuente:eleconomista.es
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